Estrategia de desarrollo a través del Turismo Sostenible

Por René Boretto Ovalle.

No deberíamos tener dudas si acaso en algún momento nos asaltó la interrogante sobre la importancia que tiene el turismo para el Uruguay. La reapertura del Puente San Martín en Fray Bentos aparece como un elemento diferenciador de la temporada pasada. Los números son evidencia suficiente como para considerar a este lugar como trascendental a la hora de la temporada veraniega. En poco menos de la mitad de la temporada, recuperó los guarismos de años anteriores a los injustos cortes de la Ruta 136 de Entre Ríos.

No pasa desapercibido el crecimiento del fenómeno turístico y la afluencia de nuestros visitantes veraniegos, máxime con el aumento que ha registrado la cantidad de ciudadanos argentinos. Principales autoridades concuerdan en lo beneficioso de esta \»inyección económica\» que recibe el país en estos meses.

La apuesta al turismo, deberá ser, por ende, apostando a mejorar algunos aspectos de la atención que recibe el turista cuando ingresa al Uruguay. Y no nos referimos a la deferencia y buen trato, cosa ya considerada como parte del atractivo de los \»yorugas\». Me refiero a la necesidad de poner a tono el tramiteo a que se ve sometido el turista cuando ingresa, que aunque necesario, no condice con la tecnología y las intenciones mercosurianas que tienen tanto Uruguay como Argentina.

Con la culminación de obras de la ruta de una sola mano desde Buenos Aires y su entronque en Zárate hasta la ciudad de Gualeguaychú, Uruguay tiene el mejor aliado en las comunicaciones. En menos de dos horas y media, alguien puede estar pisando tierra uruguaya sin mayor cansancio. Lo cierto es que ese mismo turista al que no se le enfrió el termo para el mate en su viaje desde Buenos Aires, tiene que permanecer a veces cuatro horas esperando para ingresar al país.

Muchos podrán decir que el problema está en que \»se vienen todos juntos\» y si cada vehículo llevara controlarlo un minuto, una cola de cinco kilómetros (1250 automóviles) hace que al que llegó último le toque ser atendido después de una agotadora jornada de calor.

Este año la Intendencia de Río Negro puso a disposición mucho de su cooperación y logística. Hasta se repartió gratuitamente botellas de agua mineral.

Cuando escuchamos que las altas autoridades prometen ocuparse de una mayor profesionalización para el turismo, nos gustaría que, acorde con la importancia que tiene este \»rubro no tradicional\» los llevase a estudiar soluciones inteligentes y de la mano de la última tecnología.

En épocas de gran movimiento, por ejemplo en los 90, se coordinó con Gendarmería Nacional para que les entregaran en Ceibas a los turistas el formulario de Migración para que lo tuvieran lleno al llegar al Puente. Ayudó muchísimo. Un instructivo con otros detalles que eviten desconocimiento de leyes y reglamentaciones, evitaría que mucha gente con menores a cargo deba pasar malos momentos porque no tenía la documentación en regla. Y para solucionarlo hay que ir 43 kilómetros para atrás a la ciudad de Gualeguaychú.

Cuando consideramos al fenómeno turístico como un MOVIMIENTO DE GENTE, debemos ir al mínimo factor de este concepto: la gente. El ser humano. Con sus problemas, sus caprichos, sus temores, sus apuros, sus necesidades. Si bajamos a ese nivel, seguramente le estamos solucionando mucho al turista potencial que la próxima deseará regresar y no necesariamente se hará \»cruces\» cuando vea la imagen del puente internacional a lo lejos…

 

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